hace días que quiero postear esta foto y contar la inmensa felicidad que me dio leer "caramelo feliz" en el cartelito del super del barrio chino. y aparte ver el pack que es tan pero tan lindo (me gustaría decir que además el caramelo era fantástico, pero la verdad es que eran unos chocolatitos con gusto a tierra bien horribles).
y aparte eso de descubrir a cada instante que la vida tiene su propio sincro. cuando saqué la foto en la biblioteca y atrás quedó el I Ching, que no fue puesto a propósito (ni siquiera es un libro mío, no se que hace ahí). Estaba tan loca cuando iba para casa ese día que me puse a pensar qué pequeños descubrimientos me generan una sensación inmediata: la tristeza cuando con el primer sorbo de café me doy cuenta que le pusieron azúcar y lo arruinaron, el día que descubrí un lavadero que se llamaba "lave fenix" y casi me tiro del colectivo de tanto que no lo podía creer, o el picor de lengua cuando me cuentan un secreto (futuro post).
Como siempre, iba a ser más largo y lo tenía todo en mente pero me agarro tal necesidad de ponerme al día leyendo otro blog, que no he perdido tiempo en nimiedades... y tampoco en cosas importantes, digamos que no he hecho otra cosa.
regards!