sábado, 26 de julio de 2008

la evolución de la mujer y las tareas del hogar

estoy pegándole un botón a una camisa que, por tener el mismo descosido, salía casi la mitad de su precio. no tengo dedal, el hilo indicado y mucho menos un costurero, porque guardo los hilos y una aguja en una caja de reloj. y cada puntada que doy, sé que es equivocada: parezco más estar remontando un barrilete que cosiendo, gracias a que corté algo así como el triple de hilo del que necesitaba. y pienso dos o tres cosas: mi mamá cosía (cose) mucho mejor los botones. que yo, por supuesto, pero también mejor que algunas de mis amigas diseñadoras de indumentaria con título y todo. Los botones jamás le quedan cabizbajos, ni con hilo colgando ni se salen en menos de tres o cuantro temporadas. A mi, en cambio, me cuesta alinearlos con los demás que ya están pegados, porque por más que lo presente en algún momento rota sobre sí mismo y se pifia.
las otras una o dos cosas que quedan:
a) mi mamá insiste en que los pirunes* jamás le salieron como a su abuela. (*especie de calzón con masa más finita que no puedo describir con exactitud justamente por lo que dice mi mamá)
b) me tengo que autoconvencer de pensar que la lavandina es anticuada y que hay que usar un producto específico para cada tipo de suciedad (razones laborales)... pero me cuesta mil desprenderme de las costumbres heredadas. podría haber heredado la costura, al menos.

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