El miedo, MI miedo, es que por omisión desaparezca.
Como los pecados por omisión, cuando por no evitar que algo malo suceda se peca lo mismo.
Y al contrario que los pecados de verdad que aunque se trate de no recordarlos, están ahí.
No quiero dejar de pensar por un rato, porque temo que cuando vuelva a tratar, mi cerebro se haya escapado.
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