me duermo, intento, para un costado. mostrandole al mundo mi parte horrible y monstruosa. y duele, como si un lado de la cara estuviera luchando con el otro. y me siento dos caras, me odio, reniego.
pero a la mañana, es mi lado humano el que sigue acomodándose plácidamente en el hueco de tu omoplato, y me siento más yo.
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