pero se cansó al punto de la desmoralización.
pensando en que la gente que prometía algo "le aviso" "te lo mando" "en quince días" "lo chequeo y te llamo" para colgar el tuvo, distraerse con una pelusa y olvidar... merecía el infierno, un círculo especial a lo Dante, pero uno para ineficientes de mierda, donde el castigo fuera un telefono que se transpontara con ellos en su errante andar, sonando contínuamente, cuyo cable se les enrocara en el cuello hasta la desesperante asfixia, y los liberara por unos segundos sólo para recuperar la dolorosa respiración y empezar de nuevo.
pero se cansó al punto del odio.
y esto lo angustiaba, porque sabía que de tanto fruncir el ceño, el serum carísimo no iba a hacer efecto.buu.
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