mi minuto de gloria -personal, absurdo, incomprensible- de los días chotos que corren acá adentro y me chupan la sagre, es en el que suena mi teléfono del fondo y alguien (sintesis de mucha gente) me pide que por favor le traduzca lo que le acaba de decir el viejo villero de mi jefe.
Otra estupenda cocina amarilla
Hace 11 horas
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