martes, 8 de enero de 2008

ayer compré maquillaje ¡!

el primer post del año no se escapa por casualidad. el primer post del año merece algo importante que decir, merece esmero y dedicación, una intro, un desarrollo, un desenlace. como si en febrero de todo lo ceremonioso no quedaran sólo andrajos...
como si el vestido blanco realmente fuera trascendente para recibir el año, como si las pasas, los tacos... o realmente el pelo fuera a mantenerse el resto del año por haberme internado en la peluquería la mañana del 31.
Pero enero todavía guarda ese envoltorio de cristal: todavía se va a la playa creyendo que el baño de crema es una cápsula de perfección, que los pareos son etereos, que las sandalias doradas cobinan con todo y son elegantes.
En febrero en cambio, el calor ya nos agobia y la arena está en todos lados... el pareo es más cómodo de vincha y las sandalias se destiñeron. Y es como si lo supiera de memoria porque este año no estoy en la playa, pero el paisaje se repite en el campo y en las plazas de la ciudad cambiando algunos elementos y manteniendo la actitud. Por eso reconozco que no creo que valga la pena preocuparse, es más, ni siquiera considerar los deberes de fin/principio de año... y sin embargo porque me gustan, porque me encanta el olor a plástico nuevo que se puede encontrar en cualquier rincón después de navidad, mantengo esa actitud de novedad hasta donde puedo (al menos hasta mi cumpleaños) e intento que este sea un año especial.

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